El nombre de Covadonga procede de la expresión latina Cova Dominica (que viene a significar Cueva de la Señora), la cual se ha ido transformando hasta llegar a la palabra actual: Covadonga.
Primitivamente, la oquedad de la Santa Cueva se encontraba recubierta de madera y era conocida como “el milagro de Covadonga”, porque las vigas estaban incrustadas en la roca que parecía un milagro el que no se cayesen. En el año 1777 se produce en ella un incendio en el cual se pierde la imagen de la Virgen, joyas, cálices y todas las pertenencias que dentro se encontraban.
La imagen actual es del S.XVI y ha sido donada por el Cabildo de la Catedral de Oviedo en 1778, como compensación a la pérdida de la imagen primitiva.
También en la Cueva podemos encontrar el sepulcro de D. Pelayo, que se encuentra encajado en la pared lateral derecha, antes de llegar a la imagen de la Virgen. Aunque originalmente fue enterrado en una iglesia cercana llamada Santa Eulalia de Abamia sus restos, junto a los de su esposa Gaudiosa y su hermana, fueron trasladados a la Santa Cueva en tiempos de Alfonso X “el Sabio”, en el siglo XIII. Más adelante, y algo más escondido, se encuentra el sepulcro de D. Alfonso I y su mujer Hermesinda (hija de D. Pelayo).
La actual capilla que hay en su interior es de estilo neorrománico y se construyó a principios de los años cuarenta, tras finalizar la Guerra Civil Española, es obra del arquitecto Luis Menéndez Pidal.
También cabe destacar el antipendio del altar, que muestra una representación de la batalla de Covadonga. Fue realizado por Juan José García Talens para la II Bienal de Barcelona. Otra pieza que llama la atención es la exedra con relieves de los reyes de Asturias que hay detrás de la Virgen, está basada en el arte prerrománico asturiano. A ambos lados de la imagen de la Virgen se han colocado unas lámparas de estilo visigodo que reproducen la corona de Recesvinto, del tesoro de Guarrazar.
Construida durante el pontificado del Obispo D. Diego Aponte de Quiñones (1585-1599), la Colegiata de San Fernando es el edificio más antiguo del Santuario. Tiene una planta rectangular distribuida en torno a un patio y una torre cuadrada en una de sus esquinas. Se levanta sobre el solar de un primer monasterio, como nos dan a entender los sepulcros románicos que se conservan en su claustro, que pertenecen a primitivos enterramientos abaciales del siglo XI.
Dentro de su iglesia, que tiene bóveda de crucería y coro, destaca un retablo barroco que procede del Monasterio de Sta. María de Valdediós. En él se encuentra una bellísima imagen de alabastro realizada por José Capuz.
Su exterior también muestra gran belleza, realzada por escudos y una gran fuente con canapé que adorna el patio de entrada. Desde el claustro de este edificio se accedía a la Cueva antes de construirse las conocidas como escaleras del perdón o de las promesas.
El primer proyecto fue diseñado por Roberto Frassinelli, aunque el proyecto definitivo se debe a Federico Aparici.
Es de estilo neorrománico y está hecha en piedra rosácea marmórea extraída de las montañas de Covadonga. Consta de una nave central y tres ábsides escalonados, cubierta con aristas, crucerías en el crucero, anti presbiterio, cuarto de esferas en los ábsides y dos altas torres en la fachada occidental, en la que se abre un pórtico de triple arco.
En el interior destacan algunas obras de arte, como un cuadro de Luis de Madrazo que representa a ” Don Pelayo en Covadonga”, otro de Vicente Carducho, con una escena de ” La Anunciación” y una bellísima imagen de Nuestra Señora, hecha por el escultor Juan Samsó.
Tras el altar el visitante puede contemplar una réplica de la Cruz de la Victoria realizada por Pedro Álvarez Miranda. En el ábside de la derecha existe una Capilla dedicada a la Virgen del Rosario y a San Pedro Poveda, en el de la izquierda una capilla dedicada al Santísimo y, sobre la puerta de la sacristía, destaca el moderno órgano realizado por el palentino taller de Acitoresen el año 2001, con motivo de la celebración del primer centenario de la basílica.
En un primer momento el Museo de Covadonga acogió las ofrendas que a través de los tiempos han ido depositando los fieles en agradecimiento a la Virgen, como es tradicional en muchos santuarios. Esos exvotos estuvieron durante años expuestos en un salón situado dentro de la Casa Capitular (frente a la basílica), y popularmente era conocido como el Tesoro de la Santina.
Con motivo del centenario de la Basílica, en el año 2001, el Museo de Covadonga se trasladó al edificio de la Escolanía, un grande y noble edificio donde se realizó la exposición titulada Covadonga, Iconografía de una devoción. En la nueva ubicación se dignificaron y modernizaron las instalaciones según los materiales y tendencias del momento para exponer la importante colección.
La Escolanía de Covadonga es un coro de chicos con edades comprendidas entre los 9 y 16 años, que viven de forma interna en Covadonga. Fue creada por el Obispo Benjamín Arriba y Castro en mayo de 1945. Trata de hacer más bellas las celebraciones del Santuario cantando en las misas de los sábados y los domingos, durante las celebraciones de la Semana Santa y en las fiestas importantes del año.
La Escolanía está integrada dentro del Santuario de Covadonga bajo la dirección del Cabildo. Un equipo de personas acompaña a los escolanos en su día a día. El director de la Escolanía es un canónigo, un sacerdote que se encarga de dirigir y coordinar a todo el equipo de formadores. La comunidad de religiosas formada por cuatro hermanas Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo que se encarga de acompañar a los chicos, haciendo noche en la Escolanía y siendo para ellos unas madres que les cuidan y atienden. El director del coro y el organista del Santuario se encargan de la formación musical de los escolanos, impartiendo las clases de solfeo, coordinando las clases de instrumento y dirigiéndolos en los ensayos, celebraciones y conciertos. El tutor legal es el puente entre las familias y la Escolanía, como también el contacto con los centros de estudios. Algunos educadores y cuidadores acompañan a los chicos en las distintas actividades, principalmente los fines de semana.
Es un edificio ubicado en las inmediaciones de la Santa Cueva, formando conjunto con el Claustro y Colegiata de San Fernando. Actualmente atendido por las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús. Lugar de silencio y oración es idóneo para retiros, tandas de ejercicios y encuentros pastorales.Dispone de diversas salas de reuniones y charlas, un claustro interno y capilla.
Para ponerse en contacto con la casa pueden hacerlo a través de estos números: 670287544 / 670288206
Nace en Linares en 1874. Se ordena sacerdote en Guadix en 1897. No se encierra en el Guadix próspero, sube a los cerros -las cuevas- donde grupos desfavorecidos viven en aislamiento social. Para evangelizar, mira a la persona en su integridad, se preocupa por dar de comer, vestir, educar. Crea en 1902 las Escuelas del Sagrado Corazón. Pero se ve obligado a salir de Guadix por conflicto con quienes ven en su labor una amenaza.
Llega a Covadonga como canónigo en 1906. Otea la realidad de España marcada por desigualdades y pobreza educativa. También por la amenaza constante a la educación cristiana desde posturas excluyentes. Dialoga con expertos y estudia. Reflexiona y diseña una Institución Católica de Enseñanza formada por maestros seglares que se inserten en la escuela pública y vivan su fe y su labor de modo integrado, atrayente, comprometido.
Entre 1911 y 1914, abre la primera “Academia”, centro de apoyo para la formación de maestros y maestras en Oviedo, primera “Academia-Internado” en Jaén dirigida por Josefa Segovia, así como en otras ciudades de España. En 1924 recibe la IT la aprobación eclesial del Papa Pío XI. Josefa Segovia es su directora general desde 1919.
Muy atento a la vida eclesial y social de la España de su tiempo, Poveda declara que la no violencia, la mansedumbre, es la actitud que el momento exige. Al estallar la guerra es detenido en Madrid y fusilado. Canonizado por Juan Pablo II en 2003, su fiesta es el 28 de julio, fecha en la que entregó su vida como mártir de la fe.
Se encuentra situado en uno de los laterales de la explanada que hay frente a la Basílica. La escultura de D. Pelayo fue realizada por el escultor Gerardo Zaragoza en 1965. A su espalda se levanta una gran Cruz de la Victoria, emblema del Principado de Asturias y con su mano parece señalar donde se encuentra la Santa Cueva, lugar donde encontró la protección Divina.
En la columna de su base se puede leer una inscripción que evoca las palabras recogidas en la crónica real de Alfonso III, en la que dice: “nuestra esperanza está en Cristo + este pequeño monte será la salvación de España”.
Poco antes de entrar en el túnel de la Santa Cueva, si miramos hacia arriba y a nuestra derecha, se encuentra esta gran campana monumental que cumple una función meramente decorativa. Ha sido realizada en los altos hornos asturianos de la Compañía Metalúrgica Duro Felguera, a finales del S XIX.
Pesa 5000 Kg. Mide 3 metros de altura y es una donación al Santuario de un conde de origen italiano (Arnaldo de Sizzo Norris) y de D. Luis González Herrero. Dentro de su categoría, recibió el primer premio y una mención honorífica en la Exposición Universal de París de 1900. Su decoración es obra de Xaviero Sortini y representa escenas de la Divina Comedia de Dante, dentro de las que destacan las del juicio final.
Situada en la parte izquierda del estanque que hay bajo la Santa Cueva, a ella se accede por un irregular sendero de piedra que discurre paralelo a dicho estanque. Tiene forma de copa de la que caen siete pequeños chorros, que pueden hacer referencia a los siete Sacramentos.
Aunque popularmente se la conoce como la “fuente del matrimonio”, porque según una antigua copla del folklore asturiano dice: “La Virgen de Covadonga tiene una fuente muy clara la niña que de ella beba dentro del año se casa”.
Situados a ambos márgenes de la carretera, y custodiando la entrada al Santuario, se encuentran estos dos leones realizados en mármol de Carrara que llegaron a Covadonga hacia 1964, al ser adquiridos por quinientas mil pesetas a los herederos de los hermanos García Naveira, procedentes de la finca “El Pasatiempo”, en Betanzos (La Coruña).
Son una réplica de los que Antonio Cánova esculpió para la tumba o monumento funerario que el Papa Clemente XIII tiene en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Este precioso parque se encuentra bajo las esculturas de los leones que custodian la entrada al Santuario. Desconocido para muchas personas, por él cruza un sendero entre frondosa vegetación y preciosos puentes de madera que realzan la belleza del entorno.
Acoge piezas arquitectónicas únicas de gran valor histórico-artístico entre las que se encuentran las antiguas escuelas y el antiguo Mesón de Peregrinos, construido por el abad Campomanes en el año 1763. A mediados del s. XX fue reformado y decorado su interior con unos bonitos frescos de Paulino Vicente.
Situado en la parte trasera del edificio de la Escolanía es, como su nombre indica, un comedor que puede ser utilizado por grupos que visitan en Santuario de Covadonga cuando las inclemencias meteorológicas son adversas o para jornadas de convivencias en el Santuario. Está equipado con mesas, sillas y aseos.
Es un antiguo caserón construido por el Abad Campomanes en el año 1763. Adquirió dicho nombre por ser lugar de acogida de peregrinos desde el siglo XVIII. A mediados del siglo XX fue reformado y decorado su interior con unos bonitos frescos obra de Paulino Vicente.
Cuenta con una capilla que ocupa un lugar privilegiado para favorecer el espacio de oración personal o comunitaria.
Dentro puede albergar unas cincuenta personas. Las habitaciones son, en su mayoría para cuatro personas, cuentan con baño, calefacción y agua caliente. También tiene cocina, comedor y espacios de reunión.
Es una de las antiguas casas que en el siglo XVII ordenó edificar el Obispo Bernardo Caballero de Paredes (1592-1661). Forma parte de un conjunto de casas que se encuentran en la parte baja de Covadonga y que fueron construidas para facilitar vivienda a los dependientes o beneficiados del Santuario. Al residir en ella Chantres y Sochantres pasaron a conocerse como las “Casas de los músicos”.
Hoy es un acogedor lugar para pequeños grupos, dado que puede albergar hasta 10 personas, repartidas en cinco habitaciones.
Tiene instalación de cocina, comedor, y una sala de estar que mira a la Santa Cueva. Está dotada de calefacción y agua caliente.
Es un edificio de finales del siglo XIX construido para albergar las escuelas de Covadonga. Tiene posibilidad de acoger a 38 personas en habitaciones con literas.
También puede ser un lugar de ampliación de plazas del antiguo Mesón de Peregrinos cuando los grupos son numerosos, al estar ambos edificios muy cercanos.
Consta de cocina, comedor y una sala de entrada que puede servir para reuniones de grupo. Tiene agua caliente y calefacción.
La Casina hace referencia a la presencia de San Pedro Poveda en Covadonga como canónigo del Real Sitio, durante siete años, y a su empeño en dar respuesta a la necesidad social que se vivía en España, especialmente en el campo de la educación a comienzos del siglo XX.
“Ante la imagen de la Santina se oró
se proyectó, se vio, por decirlo así
el desarrollo de la obra… siete años
de vida intensa en aquel bendito recinto
dan mucho de sí, y todo lo que dieron
fue en torno del ideal de mi vida,
que surgió y cristalizó mirando a la Santina”.
En 1927 la Institución Teresiana obtuvo el regalo de poder continuar esa presencia en este lugar que habría de servir para “consolidar y afirmar los cimientos de la obra”, siendo testigos, las que aquí viven y quienes aquí peregrinan, de “aquella primera consagración que ante el altar de la Santina hicieron aquellas” (Carta de P. Poveda 1926), que dieron visibilidad al carisma del fundador.
La Casina hoy es un lugar de acogida, para el encuentro y la oración. También es un lugar que nos acerca a los orígenes de la obra y la experiencia vivida aquí por su fundador, San Pedro Poveda Castroverde. Las que aquí vivan tienen, de parte del fundador, el especial encargo de ser presencia orante ante la Cueva de Covadonga, “ante el altar de la Santina, donde tantas veces se pensó, planeó, pidió, suplicó” (Carta a Magdalena Ayuso, P. Poveda 1930).
Así es como se denomina esta monumental fuente de piedra que se encuentra en la explanada alta del Santuario, entre la basílica y la Santa Cueva y dentro del conocido como Jardín del Príncipe. Como su propia inscripción nos dice, fue realizada en 1896.
En su parte central se inserta la cabeza de un león de hierro del que de su boca sale un fino chorro de agua que cae en una base de piedra rectangular. El león y la piedra son símbolos de Cristo y el agua, de la Gracia santificante.
Así es como se denomina popularmente el estanque situado bajo la Santa Cueva. Sus aguas proceden del río Las Mestas que, tras discurrir por la Vega de Orandi, desaparecen en una cueva que se conecta con la que hay bajo el altar de la Virgen. De forma natural, y en épocas de lluvias o deshielo, es habitual ver caer en él un gran chorro o cascada de agua que hace que sea éste uno de los principales atractivos del Santuario. A partir aquí las aguas que vierte su desagüe, a través de la conocida como “cola de caballo”, se unen unos metros más abajo a las del río Reinazo, formando así el río Covadonga.
Esta torre de tres pisos fue construida a principios de los años sesenta. Realizada en piedra rojiza, durante años albergó el antiguo cuartel de la Guardia Civil. En lo alto de su fachada principal tiene un escudo de España bastante singular, dado que los cuatro campos de los que se compone están divididos por una gran cruz de la Victoria. Esto se debió a que en aquel tiempo existieron propuestas de incluir el símbolo de Asturias dentro del emblema nacional.